INDIGNACIÓN es una palabra tan fuerte, pero tan poco para lo que siento ahora. Siendo las 2:15 horas del día 21 de Julio, estaba estudiando para mi examen de anatomía patológica cuando veo un link de twitcam que anuncia que algo está pasando en Dichato.
Ya llevo una hora escuchando, y no puedo parar, perderé horas de estudio pero no me deja de preocupar el estado actual de mi país. Definitivamente en Chile existen ciudadanos de segunda categoría, donde a las fuerzas políticas de este país no les incomoda el sueño que las familias de Dichato sean reprimidas por exigir lo que se les prometió (nada más, ni nada menos)...
Este es el país de la hipocresía, de los maricones, de los que no tienen ningún reparo en lanzar una bomba lacrimógena sin pensar en todas las familias que sufren por esto, los niños que no pueden respirar, los ancianos, y de la gente que día a día se esfuerza y se sacan la mierda por sobrevivir.
Mi Chile, mi país, el país de los hipócrita, el país que quiere ser desarrollado, el país que reprime a su nación, el país del neoliberalismo, el país que NO condenó a su peor dictador, el país de los que quieren arreglar todo por debajo, el país que NO le gusta la verdad porque la verdad incómoda.
¿Qué pasaría si esa misma bomba la recibiera el barrio residencial del ministro del interior Rodrigo Hinzpeter? Evidentemente algo pasaría, pero para los ciudadanos de segunda categoría de Dichato sólo les queda aguantar las lágrimas y los golpes con un limón en la mano.
Sólo me queda darle todo mi ánimo al campamento de Dichato que ha sido brutalmente reprimido.
"...Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales, ni con el crimen, ni con la violencia..."
Juan Pablo Rubio Schweizer (PJ)
4to medicina UV
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